sábado, 23 de julio de 2011

Azreia Ekatherina Vreiner... Azreia Ekatherina Yavetil.



Una vez más, Azreia se espanzurraba en uno de los bancos de Sanctum, suspirando. A pesar de su actitud infantil hacia todos los demás, lo cierto es que siempre estaba pensativa, intentando recordar su pasado, ese que tanto le faltaba y creía necesitar. A duras penas tenía pequeños flashes de una mullida y cálida cama, unas cortinas ondenates por una agradable brisa del ocaso del verano, una habitación grande, llena de juguetes, libros y hermosos vestidos... Un niño pequeño, rubio, precioso, casi de porcelana e incluso una pareja, aunque ésta la recordaba más vagamente que el resto de las cosas, sobretodo a la mujer. ¿Sería su familia? Seguramente, ésa sería su familia de antes de ascender a Daeva. Pero algo no iba bien en aquellos recuerdos... Habían cosas que no le encajaban y otras muchas que simplemente no debían ser ciertas. Miró al cielo y luego comenzó a jugar con sus propios dedos, intentando recordar cómo era ella misma antes de ascender, antes de que encontrase a Garmond, a Ishilra y a todas las personas que la rodeaban... Esas maravillosas personas que tanto amaba, incluso él, aunque ya no estaba, no pensaba olvidarle jamás. Como un latigazo en su mente, un flash volvió a Azreia de nuevo. Sentada en su cama, contemplando los jardines todo el día, aquellos hermosos jardines llenos de flores y exóticos arbustos. No se movía, suspiraba una y otra vez, anhelando poder salir de su jaula dorada algún día. Parecía ser que siempre estaba enferma, o al menos no podía moverse de aquella cama. Millones de preguntas sin respuestas surcaban su mente. A pesar de haber leído los archivos sobre los Vreiner, no se podía creer que fueran ese tipo de personas. Traficantes de esclavos y de droga. Negó varias veces con la cabeza y miró al cielo... Seguramente era mejor olvidar el pasado y más ahora que había encontrado una familia donde la querían realmente. Se arregló los finos cabellos de su flequillo con delicadeza con su mano y sonrió, pensando: "Yo no soy Azreia Vreiner... Soy Azreia Yavetil."